Los bebés alimentados con una fórmula a base de productos lácteos crecieron con una presión arterial más alta que los alimentados con leche materna, según informaron investigadores británicos en los primeros meses del año 2019.
El estudio, publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, respalda otros estudios que demuestran que la sustitución de la leche materna por la de vaca podría favorecer la aparición de enfermedades cardíacas en el futuro.
La Academia Americana de Pediatría afirma que las madres deben amamantar a sus bebés durante al menos un año y, si es posible, durante más tiempo, mientras que la Organización Mundial de la Salud afirma que el mínimo son dos años.
Los bebés que reciben leche materna son más sanos, tienen menos probabilidades de ser obesos y pueden tener una mejor función cerebral, según han demostrado los estudios. Los fabricantes de fórmulas infantiles han tomado nota y ajustan regularmente sus fórmulas para que se parezcan más a la leche humana.
Pero en la década de 1970, las fórmulas se basaban en la leche de vaca en polvo, y la lactancia materna estaba en desuso en países como Estados Unidos y Gran Bretaña. Richard Martin, de la Universidad de Bristol, y sus colegas hicieron un seguimiento de los bebés estudiados por primera vez entre 1972 y 1974.
El equipo de Martin descubrió que las personas de 20 años que fueron alimentaron con leche de vaca eran más altos, pero tenían la presión arterial más alta. No olvidemos que la presión arterial alta puede provocar enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
Podría ser que el alto contenido de sodio de la leche de vaca afecte al desarrollo de los bebés pequeños, dijeron los investigadores. También puede ser que la leche de vaca tenga más grasa y calorías en general, y que los bebés sobrealimentados -especialmente los que ganan peso demasiado rápido al principio de su vida- sean propensos a la obesidad y a las enfermedades cardíacas más adelante.
También podrían intervenir factores más sutiles, señalan.
"Las madres del Reino Unido que dan el pecho tienen más probabilidades de estar mejor educadas y de fomentar hábitos alimentarios más saludables para sus hijos que las madres que no dan el pecho", escriben los investigadores en el informe.
La leche de vaca enriquecida es una fuente importante de calcio y vitamina D, clave para prevenir el raquitismo y la osteoporosis, pero un segundo estudio publicado en la misma revista sugiere que, al menos para los adultos, el zumo de naranja podría sustituirla.
El Dr. Michael Holick y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston descubrieron que los adultos que bebían zumo de naranja enriquecido con vitamina D la absorbían tan bien como la leche.
El zumo de naranja ya está disponible enriquecido con calcio.